1 de agosto de 2015

¡Felices Vacaciones!

Queridos todos:

Como bien sabéis por los años que llevamos juntos, el mes de Agosto es un tiempo en el que desaparecen los comentarios del Evangelio. Es un espacio en el que la distancia y la falta de internet, en el lugar donde me encuentro, me imposibilitan cumplir con este agradable compromiso. Espero que todos paséis unas buenísimas vacaciones, y recordéis que esos momentos son los adecuados para cambiar de ocupación y dedicaros a Dios, a los vuestros y a coger fuerzas para retomar vuestras tareas -sobre todo las apostólicas- con más ímpetu y alegría, en el próximo mes de Septiempbre. Como os digo cada vez que comienza la temporada estival, no olvidéis que el Señor no toma días de asueto y siempre está pendiente de nosotros; por eso, no os olvidéis de Él. Y puestos a pedir, tampoco os olvidéis de mí. El calor y la relajación no nos eximen de rezar unos por otros y, sobre todo de orar para desagraviar a Jesús, que será ofendido en muchísimas partes del mundo. Espero reencontraros a la vuelta; y recomenzar juntos esas meditaciones que tantos buenos momentos nos han dado, como Iglesia. Tened muy claro que sois cristianos, allí donde os encontréis; y que el Maestro cuenta con vosotros para propagar su doctrina, con vuestro ejemplo. Un abrazo muy fuerte a todos y hasta pronto.

Ana María.