21 de diciembre de 2012

el orgullo de ser mujer

Querida Elisa: Gracias por tus palabras de aliento, que nos ayudan a seguir en la tarea de propagar la fe.

 Efectivamente, a veces es necesario recordar a las mujeres la dignidad enorme que tenemos porque, por decisión divina, hemos sido escogidas como pilar fundamental del núcleo primigenio de la humanidad: la familia. Esa unidad de personas, que surge del compromiso intemporal y libre de dos almas enamoradas, y se proyecta en un plan divino de futuro, como un mar sin orillas.

A veces, para darnos cuenta de la verdadera importancia de un proyecto, hemos de valorar el interés por destruirlo que surge en diferentes sectores de la sociedad que ya conocemos...Ni que decir tiene, la de años que llevan -sobre todo sectores de los medios de comunicación- intentando socavar los valores femeninos que, mal que les pese, son innatos en nosotras: la feminidad, propia del instinto maternal que la naturaleza imparte en el cuerpo y el alma de la mujer -aunque nunca sea madre-  y que jamás ha estado reñida, sino al contrario, con la fortaleza, la voluntad y la lucha personal.

Somos, porque Dios así lo ha querido, la cuna de la vida. En nuestro vientre se forman los proyectos que el Señor tiene destinados para cambiar el mundo a mejor; y ha querido compartir con nosotros esa difícil tarea.

Sí, Elisa, hemos de estar orgullosas de ser mujeres. Mujeres cristianas dispuestas con su sí a unir nuestra voluntad a la de Dios, aunque a veces esto nos cueste dolor, sudor y lágrimas.