25 de febrero de 2015

Queridos amigos:

Simplemente quiero agradeceros vuestras oraciones que han contribuido, sin ninguna duda, a que tuviéramos en el desarrollo de un parto complicado, un final feliz.
No me canso de repetir que no hay tesoro más grande ni más productivo, que la plegaria. Sobre todo en esos momentos en los que lo único que puede hacer variar los platos de la balanza, es la voluntad de Dios. Cada día que pasa, y con las experiencias que vivo, recomiendo a mis hermanos que no se cansen de pedir, con la seguridad de que lo que recibamos, será lo mejor para nosotros. Tengo delante de mis ojos una imagen de la Virgen de los nudos, a la que el Santo Padre tiene mucha devoción. En ella podemos observar como Nuestra Señora, con paciencia, desenrrolla en la cuerda, los líos que por nuestra zafiedad hemos ido creando. Así es la vida, al lado de María...Porque Ella es una Madre que intenta, en silencio, solventar nuestros problemas. Acude a su misericordia maternal ¡vale la pena! No te cuesta dinero y no tienes nada que perder. Yo te aseguro, por experiencia, que nunca saldrás defraudado.