11 de enero de 2013

el Espíritu es nuestra fuerza

Evangelio según San Lucas 4,14-22a.


Jesús volvió a Galilea con del poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región.
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.




COMENTARIO:



  San Lucas nos presenta, en su Evangelio, una realidad que habitualmente olvidamos con mucha facilidad: la importancia que tiene el Espíritu Santo en nuestra vida personal. Nos dice, que Jesús volvió a Galilea lleno del Espíritu; que evidentemente como Dios encarnado estaba en Él.

  Nosotros, como hombres, necesitamos participar de la vida Trinitaria que recibimos a través de la gracia sacramental, para simplemente ser capaces de responder a la llamada de Dios, como ya nos recordaba san Pablo: "Si no fuera por el Espíritu Santo seríamos incapaces de decir Señor, Señor".

  Tal y como leyó Cristo en la sinagoga de Nazaret, Elías ya mencionaba en sus profecías que era capaz de llevar la buena noticia a los pobres, anunciar la libertad a los presos, dar vista a los ciegos y anunciar que llegaba el año favorable del Señor, porque el Espíritu de Dios estaba con él.

  Y es ese el mensaje principal que Jesús nos hace llegar en este capítulo evangélico: Seremos incapaces de llevar a cabo la misión, que como cristianos recibimos en el Bautismo, si no nos encomendamos y nos llenamos del Espíritu Santo. Él es la fuerza que nos dará alas, iluminará nuestra inteligencia e inflamará nuestra voluntad para llevar el evangelio a los mansos y humildes de corazón que son menospreciados por una sociedad violenta y competitiva; liberar a los presos, atados a la esclavitud del pecado por un mundo materialista y consumista; y anunciar a todos la llegada del Reino de Dios, con el ejemplo de una vida coherente sostenida por la luz de la fe.

  Necesitamos conocer al Paráclito y compartir con Él un camino de entrega y confianza; porque sólo así conseguiremos dar testimonio de Cristo y comprender y hacer comprender las palabras que repitió cuando se encontró en medio de sus conciudadanos: "Hoy mismo se ha cumplido esa Escritura delante de vosotros".