9 de noviembre de 2013

Querida carmen:

El regalo es poder compartir todas juntas esos ratos en los que profundizamos en nuestra fe. Justamente se trata de eso, de ser como las piedras que se tiran a un lago y sus aros concéntricos se multiplican hasta llegar a la otra orilla. Hoy son tus hijos; mañana, tus amigos; pasado, el mundo entero. No hay límites si nos damos cuenta de que la fuerza que necesitamos nos la da la Gracia y que es Dios quien, si ponemos nuestros pobres medios humanos, añade el resto. Estamos en el camino, no lo dudes! Un beso y hasta pronto.