2 de marzo de 2013

¿Quieres conocer la Biblia?

   Cuando terminé la Licenciatura de Ciencias Religiosas en la Universidad de Navarra, me pregunté muchas veces porque Dios me había buscado a una edad en la que la fuerza física no acompañaba a los impulsos que surgían del alma, y que me ilusionaban con sueños de gestas futuras que la realidad manifestaba complicadas y difíciles. Aún así, sentía dentro de mí que todo lo que había oído a mis profesores no podía quedar escondido en mi mente, como un tesoro guardado en un arcón que periódicamente abres para seguir disfrutando, al contemplarlo, en la soledad y el silencio de tu alcoba. No; la riqueza de cada frase explicativa que había iluminado un abismo de preguntas vitales que clamaban respuestas, me dio el motivo y la indicación del camino que quería seguir.

  Recopilando ideas, rebuscando palabras, releyendo libros y apuntes, llegué a la firme decisión de intentar transmitir, desde mi humilde esfuerzo, lo que con tanto amor e ilusión consiguieron inculcarme mis profesores del ISCR: la pasión por la Sagrada Escritura a la luz de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Primero, porque ha sido una petición del Santo Padre a todos aquellos que están comprometidos, de algún modo, con la Evangelización. Y, después, porque entre las líneas de la Revelación descubrimos la verdad de quién es el hombre; el sentido profundo del sufrimiento; el orden establecido por Dios en la naturaleza y el respeto a su Ley que comporta la felicidad del ser humano, aún en la contradicción; el porqué del pecado; la existencia del diablo; el conocimiento de Dios… En resumen, la Biblia nos descubre a Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida.

   Por eso, saber entenderla, situarla, comprenderla, a través de un texto estructurado en clases que faciliten introducirse en esa comunicación divina que llama a la comunión de Dios con el hombre, me pareció una tarea titánica, pero apasionante, que bien merecía el esfuerzo de recopilación, resumen e interiorización de todos los materiales que estos años de estudio me habían proporcionado.

   No nos encontramos ante un texto sesudo y elaborado, sino ante un libro que pretende que, antes de comenzar la lectura profunda y sosegada de la Palabra de Dios, sepamos el porqué, el dónde, el cómo y el por quién fue escrita intentando encender una tenue luz que facilite la comprensión, a veces oscura, de esta historia que se ha transmitido en el tiempo y en el espacio para cada uno de nosotros; ya que desde la Sagrada Escritura, Dios nos habla directamente al corazón. De ahí, que desde estas páginas te lance la misma pregunta con la que titule el libro: “¿Quieres conocer conmigo la Biblia?”