17 de junio de 2013

¡Ahora llega Job!

JOB:

En el libro de Job nos encontramos con un personaje en el que se concentran, paradójicamente, la fidelidad de Dios y los sufrimientos humanamente  injustificados. Toma su nombre del protagonista, un hombre íntegro natural de Ur, que sufre reveses inimaginables en sus posesiones, en su familia y en  su propia salud. En esta situación lamentable, intercambia impresiones, opiniones y sinsabores con tres amigos que intentan darle lecciones de sabiduría y de recto proceder; recibiendo después, del mismo Dios, unas palabras que le hacen recapacitar siendo reconocido, finalmente, como hombre justo. También es retribuido, posteriormente, con una nueva familia y numerosos bienes; muriendo al final con el honor que caracterizaba a los antiguos patriarcas.


   Junto con los Salmos, es el libro Sapiencial más influyente y comentado, tanto entre judíos como entre cristianos, siendo propuesto por muchos como modelo de paciencia, al advertir la aceptación serena con que recibe las adversidades y como lección sobre la providencia divina, en la que descansa, aunque no siempre la entienda. Este libro es considerado una obra genial, tanto por los temas que aborda como por la altura literaria; presentando una explicación textual, enormemente complicada, debida seguramente, a expresiones arameas mal transcritas en hebreo, y a contener una parte en verso y otra en prosa muy diferentes entre sí. Aunque, a pesar de ello, la obra en su conjunto forma un todo coherente.


En su estructura se diferencian cinco partes, tanto por la forma literaria como por la doctrina que contienen:

PRÓLOGO EN PROSA (1,1-2,13): Junto con el epílogo, pudo tener su origen en un antiguo  relato transmitido oralmente que tenía nexos comunes, aunque muy dispares,  con narraciones egipcias y babilónicas que hablaban de un justo que perdió sus bienes. El tema del libro es más teológico que antropológico, ya que plantea el comportamiento de Dios ante el sufrimiento humano, y no tanto la actitud del hombre ante su propio dolor. No hay que perder de vista que Job es un personaje literario que de alguna manera encarna al  autor de libro y expresa sus dudas e inquietudes más íntimas.

LOS DISCURSOS EN VERSO (3,1-31,40): Constituyen el elemento sapiencial de la obra y forman como una sesión académica en la que cada personaje va exponiendo sus ideas con orden, a modo de la época:
  •  a/ Las lamentaciones de Job (Job 3,1-26) Es un monólogo amargo del protagonistas. 
  • b/ En el diálogo de Job con sus amigos (4,1-27,23) Los antagonistas van alterando sus intervenciones de forma ordenada. 
  • c/ El elogio de la Sabiduría (28,1-28) Ocupa dentro del libro un lugar preeminente, como colofón de la discusión entre Job y sus amigos. Es un himno de exaltación de la Sabiduría, donde el autor sagrado compuso este bello poema para señalar, en el centro del libro, que el hombre es muy limitado  para comprender intelectualmente todo lo que Dios conoce y que el camino para aproximarse a Él es el “temor del Señor”. 
  • d/ el último monólogo de Job (Job 29,1-31,40) sirve de conclusión a los diálogos y es un poema de lamentación propio de la literatura sapiencial –del mismo modo que el primero-.


LA INTERVENCIÓN DE ELIHÚ (32,1-37,24): Esta parte parece un añadido posterior, cuando el libro ya estaba terminado. En concreto añade una interpretación nueva del dolor humano: Dios puede utilizarlo como castigo del impío, pero también como prueba y corrección del justo.

LOS DISCURSOS DEL SEÑOR (38,1-42,6):   Son el punto culminante de la parte poética del libro. La lección que subyace entre sus líneas es que en la creación no sobra ninguna criatura, ni sobra ninguno de los episodios  vitales que se tienen que afrontar; por tanto, tampoco el sufrimiento humano es inútil ya que forma parte de la armonía del universo.

EPÍLOGO (42,7-17): Está relacionado con el prólogo y se subraya el carácter teológico de la obra que muestra que el Señor cuida de los fieles con especial esmero.


   Como era frecuente en la literatura sapiencial, no se sabe quien fue el autor de ese libro, aunque por el estilo y el conocimiento demostrado de las tradiciones, se supone que tuvo que ser un israelita docto; pero lo que sí queda claro, es que Job fue un personaje conocido como un héroe  y un modelo de virtudes (Ez 14,14-20), que dio nombre al libro, aunque no lo compuso él. El relato en prosa sitúa a Job en la época patriarcal, cuando el paterfamilias cuidaba de los suyos y ofrecía sacrificios personales, a falta de sacerdotes y de Templo; y a pesar de que los comentaristas cristianos y muchos santos Padres ya consideraron que no pudo ser escrito el libro antes del reinado de Salomón, modernamente se han señalado detalles que lo  sitúan en la época persa (siglos V-IV a. C.)


   Es entonces, cuando tras la experiencia del destierro de Babilonia, se agudiza el problema del sufrimiento y se llena de sentido el libro de Job; mientras que, por otro lado, durante esos años se extiende el uso del arameo y es cuando más florece la literatura sapiencial. El mensaje del libro de Job no es sólo uno, ya que en términos generales puede afirmarse que aborda  cuestiones sobre la sabiduría y la justicia de Dios; sobre la actitud del hombre ante el dolor y sobre la relación del hombre con Dios. Para profundizar más, vamos a desglosar cada uno por separado:

  • LOS TEMAS ACERCA DE DIOS: Son los más acuciantes. Ya santo Tomás de Aquino  vio en el libro una explicación detallada y profunda de la Providencia divina, mientras que  los comentaristas modernos han creído ver en sus líneas unos esbozos del sentido del sufrimiento, buscando entender la justicia de Dios, que permite el dolor y la desgracia de un inocente, dando tres respuestas: 
  1.  En el prólogo nos dice que Dios pone a prueba la integridad de los justos que temen y aman a Dios, no por el provecho que pueda reportarles la rectitud de su comportamiento, sino por amor, confianza y fidelidad.  Job superó la prueba y se mantuvo fiel en el sufrimiento (Jb 2,5), bendiciendo a Dios; mostrando el libro una premisa importante: El sufrimiento tiene carácter de prueba.
  2.  En el diálogo de Job con los amigos se manifiesta una respuesta ambigua: ni el dolor es señal indiscutible de pecado ni el bienestar lo es de rectitud, como lo demuestra la experiencia; y, entonces, a través de los discursos de Job, éste apela a que Dios de una respuesta al problema y aporte una solución satisfactoria. 
  3.  Finalmente los discursos del Señor incoan la explicación definitiva, dejando entrever que todos los elementos de la creación tienen una razón de ser, incluso los fenómenos atmosféricos que parecen inútiles; abriendo la explicación del sentido del dolor al marco amplio de la creación entera situándolo como parte de los designios del mismo Dios.

  • DESDE EL PUNTO DE VISTA ANTROPOLÓGICO, se enseña la actitud que debe adoptar el hombre ante su propio sufrimiento, al comprenderse a sí mismo ante la grandeza de Dios creador. Se da una explicación de la dependencia de la criatura ante su creador y de que de Dios depende la riqueza o la pobreza, la salud o la desgracia; sin olvidar que en todas estas circunstancias el Señor  cuenta con el hombre. En el transfondo queda la idea de que el hombre es una criatura privilegiada, capaz de descubrir que su propia existencia es parte del proyecto divino.

  • LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON DIOS, es sin duda la enseñanza más clara. Job invoca la presencia de Dios como árbitro en la disputa con sus amigos y aunque no llegará a resolverle sus dudas, ni le descubrirá la solución a sus problemas, encontrará la acogida y comprensión en Aquel que lo sabe y lo puede todo. Sin duda, en el libro de Job se presenta un atisbo de respuesta al sentido del dolor, pero únicamente  en el Nuevo Testamento, a la luz del sufrimiento vicario de Cristo, se entenderá que la justicia divina no sólo no queda empañada en el dolor humano, sino que resplandece en plenitud al poner de manifiesto los bienes que del sufrimiento se derivan (Jn 12,24). En consecuencia, el libro de Job ha sido entendido como un anuncio de la Pasión de Cristo, donde se descubre el sentido del sufrimiento, ese sentido salvador, desde el amor de Dios “que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo unigénito” (Gn 3,16). Por eso el amor es la fuente más plena de la respuesta a la pegunta sobre el porqué del sufrimiento.