29 de julio de 2013

¡Santas vacaciones!

Queridos míos:

Aunque todos sabemos que en las cosas de Dios no hay vacaciones, mis obligaciones familiares me llevan a pesar estos días en un lugar montañoso donde no tengo ningún tipo de cobertura. Por ello, hasta el 1 de Septiembre no volveré a estar con todos vosotros para retomar el comentario del Evangelio. 
Cada uno de los que os encontráis en mi misma tesitura, recordad que allí donde estemos somos discípulos de Cristo y transmisores de nuestra fe. Que ya sea en la playa, en la montaña, en la ciudad o en el pueblo, nuestra tarea no admite descanso: el Señor nos ha llamado ha ser sus testigos y llevar a nuestros hermanos la salvación. Sin salir de nuestra vida cotidiana, sin hacer nada especial, sólo viviendo con coherencia la creencia de la que participamos.
Invitad a vuestros vecinos a tomar un café; compartir con ellos una tarde de video forum; no escondáis vuestra participación en los actos litúrgicos sino, muy al contrario, vivirlos con orgullo, y, si podéis, ante los problemas cotidianos, hacer un grupo de oración vacacional que da mucha paz y sosiego, amén de ser sumamente efectivo.
Rezaré por todos vosotros, especialmente por aquellos que lo están pasando mal. Y vosotros, por favor, hacedlo por mí; porque ésta es la fuerza de nuestra esperanza.

Hasta Septiembre recibir todo mi cariño y que Dios os bendiga a todos.

Ana María Traver Fábrega