24 de mayo de 2014

¡Carta a Filemón!



CARTA A FILEMÓN:


 Este es el escrito más breve del Corpus Paulino; y por eso aparece al final de las cartas de san Pablo y antes de la carta a los Hebreos que, siendo “paulina”, tiene unas características totalmente singulares. Filemón era, según parece, un rico propietario de Colosas a quien san Pablo había ganado para la fe cristiana, probablemente durante sus tres años de estancia en Éfeso, donde escucharon la predicación del Apóstol personas de toda la región. San Pablo le llama su colaborador y le trata con exquisito cariño y confianza; tratándose de una carta de índole amistosa que, dentro de su brevedad y sencillez, se ajusta al modelo habitual de las cartas de san Pablo:

·        Saludo: Figura el nombre del remitente y los destinatarios (1-3)
·        Primera Sección: El cuerpo del escrito comienza con una acción de gracias por la caridad y la fe de Filemón, unida al deseo de que esa fe sea realmente activa (4-7)
·        Segunda Sección: Continúa con la exposición del motivo de la misiva; que es interceder  -como base a la amistad común y a la fe en Jesucristo-  a favor de Onésimo, un siervo fugitivo que regresa para seguir trabajando en casa de Filemón (8-21)
·        Epílogo: La carta termina con algunas recomendaciones y saludos (22-25)

   Un esclavo de Filemón, llamado Onésimo, había escapado de su casa, quizá por haber hurtado algo de valor y por temer al castigo, no quería volver a casa de su amo. Mientras estaba huido se encontró con san Pablo, que estaba preso, y gracias a la bondad y al celo del corazón del Apóstol, muy pronto Onésimo abrazó el evangelio y la fe cristiana; por eso, aunque en un principio pensara retenerlo con él, pronto cambió de parecer y decidió devolvérselo a Filemón.

   El estilo literario y los modos de expresión son característicos de Pablo, por lo que no hay ninguna duda sobre la autenticidad de la carta, aunque no se puede datar con certeza la fecha de su composición; parece lo más probable que fuera entre los años 54-57, en Éfeso. O bien cabe la posibilidad de que fuera escrita en Roma, en la primera cautividad del Apóstol, y en este caso habría que datarla entre los años 61-63.

   Este escrito, en su extraordinaria brevedad, es una obra maestra del arte epistolar, llena de exquisita sensibilidad y fina caridad. El tono que usa no es de mandato  -aunque podría hacerlo desde su autoridad-  sino de súplica humilde hacia Filemón, presentándose ante él en su condición de “anciano” y “prisionero” por el Evangelio. Esta carta aunque es familiar, presenta una doctrina importantísima que se ha llamado “la carta magna” de la libertad cristiana. San Pablo no pide directamente a Filemón la liberación de Onésimo, sino que lo acoja como “un hermano muy amado”, como si fuera el mismo Pablo en persona. Sin abordar el tema de la esclavitud, el Apóstol aporta los principios cristianos que deben llevar a su abolición, fundados en la libertad que Cristo nos ganó en la Cruz, por la cual somos en verdad hijos de Dios y hermanos de quienes participan de nuestra misma fe; recibiéndonos en el mismo plano de la igualdad, sin acepción alguna por motivos de clase o condición.