12 de mayo de 2014

¡Segunda carta a Timoteo!



SEGUNDA CARTA A TIMOTEO: 

 Ésta es más breve que la primera y forma parte de las Cartas Pastorales, aunque presenta algunos rasgos peculiares que la diferencian de la  primera carta a Timoteo  y de la carta a Tito. Se trata de una carta entrañable, que viene a ser como un testamento espiritual ante la cercanía de una muerte que Pablo ve próxima; por ello, lo primero que el lector percibe en esta carta es una llamada apremiante a mantenerse fiel a la enseñanza recibida y a la propia vocación, sobreponiéndose a las dificultades, por grandes que sean, sin miedo a la muerte.

   La doctrina confiada por Dios a san Pablo en “depósito”, éste la había entregado íntegra a Timoteo para que él, por su parte, la guardara y la enseñara sin menoscabo; a su vez Pablo le transmite su “enseñanza” sobre el modo de organizar los ministerios en la Iglesia, y de mantener la pureza de la fe frente a las doctrinas predicadas por los falsos maestros. Estos dos grandes temas, “depósito” y “enseñanza pastoral”, configuran la estructuración de las ideas de esta carta:

·        Saludo habitual: Deja traslucir un entrañable afecto hacia el discípulo (1,1-5)
·        Primera sección. Sobre el buen uso del “depósito” en la que se reúnen recuerdos y consejos sobre la predicación del mensaje evangélico (1,6-2,13) Continúa una invitación a mantener vivo el recuerdo de Jesucristo resucitado, triunfador sobre el mal y la muerte, que siempre permanece fiel (2,8-13)
·        Segunda sección: Se ocupa más de la “enseñanza” pastoral y, en concreto, de la defensa de la recta doctrina (2,14-4,8). En ella se ofrecen consejos para evitar el error, tener paciencia con los que se equivocan y prevenir los peligros para la fe; y para todo ello es imprescindible mantenerse firme en lo aprendido y contar con el apoyo de la Sagrada Familia. Esta sección se cierra con una solemne amonestación a perseverar en la predicación de la sana doctrina (4,1-8)
·        Epílogo: la carta concluye con unas recomendaciones en las que se entremezclan noticias, encargos y palabras de despedida (4,9-22).
   En esta carta el Apóstol, que está prisionero en Roma, piensa que su muerte va a ser inminente; por tanto, pudo ser escrita durante una segunda cautividad  en Roma  -de la que habla por primera vez Eusebio de Cesárea (siglo IV). Con esta epístola sucede lo mismo que con la primera, y por eso algunos autores también han dudado de su autenticidad paulina y atribuyen su composición a algún discípulo más o menos cercano a Pablo, que escribe con la autoridad del Apóstol. Sin embargo, el tono fuertemente personal con el que esta segunda carta expresa la interioridad del Apóstol induce a pensar, con más motivo que en la otra, que pudo ser escrita directamente por Pablo.

   San Pablo exhorta a Timoteo a perseverar en la predicación y en el ministerio, sin miedo a los sufrimientos externos ni a la fatiga interior; apareciendo, en esta ocasión, como característica la alusión a la utilidad de la Sagrada Escritura para la solidez de la predicación y de la vida cristiana. Sobresaliendo los siguientes temas:

·        El depósito: En esta carta se aprecia desde el primer momento una preocupación por la defensa del Evangelio predicado por san Pablo frente a los falsos maestros que inducían a la confusión. En consecuencia, ante la confusión doctrinal, el buen pastor no puede renunciar a una predicación insistente, pues en el ejercicio de la vida cristiana es necesario el “conocimiento de la verdad” que se alcanza con el arrepentimiento y la conversión. En el núcleo de la doctrina de la carta se encuentra “la manifestación de Jesucristo, nuestro Salvador que ha destruido la muerte y ha revelado la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio”.
·        La Sagrada Escritura: Uno de los pasajes centrales de la carta a Timoteo es aquel en que se trata de la Sagrada Escritura y su función en la construcción de la Iglesia; advirtiendo a Timoteo sobre los falsos doctores y recomendándole permanecer fiel a lo que ha aprendido desde niño y teniendo en cuenta de quién lo ha aprendido  -su abuela, su madre y el mismo Pablo-  Ya que todo el Antiguo Testamento se  orienta ahora a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Escritura que contiene toda la tradición del pueblo de Israel y todos aquellos escritos que, cuando se escribe la carta, eran reconocidos como inspirados y formaban parte de la Escritura; como ocurre en 1 Tm 5, 17-18 que cita junto al Deuteronomio, un dicho de Jesús presente en el Evangelio de Lucas.